Nicolás era un niño pobre que vivía en la antigua Persia y soñaba con convertirse en príncipe. Después de sufrir maltratos, huyó de su casa y se dedicó al robo, hasta que recordó su sueño. Trabajó para un anciano y ayudó a defender el reino durante una guerra, lo que le valió el respeto del rey, quien no teniendo herederos le cedió la corona a Nicolás.